Por Javier Nones , el martes, 13 de septiembre de 2011 |

La respuesta está en su algoritmo. Mientras los traductores comunes y corrientes generan el significado de un texto mediante sintaxis y vocabulario, Google Translate se basa en la premisa de que "algo ya ha sido dicho antes". Para ello, Google Translate dispone de una enorme base de datos para consultar alguna frase registrada anteriormente en el idioma requerido. Esta base de datos incluye toda la información escrita en papel desde 1975 por la UE en dos docenas de idiomas, todo lo que ONU y sus agencias han hecho desde siempre en 6 idiomas oficiales, y grandes cantidades de otros materiales incluyendo registros de tribunales internacionales, informes de empresa, y todos los artículos y libros en formato bilingüe que se han puesto en la web por individuos, bibliotecas, libreros, autores y departamentos académicos.
Google Translate busca en toda esa información cuando alguien consulta el significado de algo en esta herramienta. Si se encuentran varias traducciones para un texto, selecciona la versión más aceptable a través de métodos estadísticos. Todo ello en un abrir y cerrar de ojos gracias a la gran potencia de cálculo que está detrás de Google Translate.
Así es como funciona Google Translate básicamente. En la actualidad, Google Translate es un monstruoso sistema en el que se ofrece la traducción hasta en 58 idiomas, en doble vía. Se trata de un sistema "inteligente" que ofrece una traducción coherente, o al menos, la más coherente respecto a algún software de traducción. Todo ello gracias a su inteligente algoritmo y una enorme capacidad de hardware para soportarlo.
Visto en | Independent